Por: Alfonso De la Cruz Martínez
En 2007, yo era codirector nacional del Instituto del Pensamiento Liberal IPL, era año de elecciones territoriales. En el Atlántico, la pelea era aparentemente de tigre con burro amarrao. Un candidato, que “tenia eso ganado” y Verano, que tenía muy pocas opciones. Pues, la periferia de la política se unió en contra de quien se daba por vencedor, sumado a la fuerza que suponía el senador Cepeda, que tenía la gobernación en cabeza de Rodado, y gana Verano.
La promesa de Verano estaba en marcar un rumbo diferente para el departamento, era imposible no creer en eso, era imposible no acompañarlo. Verano representaba todo lo contrario al otro candidato, entre otras juventud y vitalidad. El otro candidato representaba una casta política, representaba lo tradicional, Verano se presentaba como una ruptura.
Contra todos los pronósticos, en las sucesivas elecciones de Segebre y Verano, el comportamiento electoral se puso contra la clase política. Lo que hizo entonces que esa dirigencia se alineara en la segunda elección de Verano con esa corriente y se acomodara la mayoría de la clase política en ese sector.
De esto hará en poco tiempo, 20 años, lo que supone que la gente de mi generación y dos generaciones más, hemos crecido viendo a los mismos en el poder. Entonces la mayor promesa de Verano, por quien he votado 3 veces, lo que me da mayor derecho a criticarlo, de renovar la clase política, de marcar una distancia de ciertos comportamientos, de democratizar el territorio e impulsar el surgimiento de nuevos liderazgos quedó en nada.
Hoy Verano representa cosas peores que las que representaba su oponente en 2007. Es una lástima que de confeso demócrata, sea ahora el mesías capaz de mantener a lo que el argentino llama “la casta”. Verano terminará su vida política sin herederos de su legado, pero peor aún, sin legado alguno.
Ojalá entienda que aún tiene tres años largos para enderezar el rumbo, ojalá sus áulicos le permitan volver a la senda del 2008, cuando todo comenzó y cuando era menos errático.
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